Una senda desierta del largo del deseo.
Y después se canta solo, del sueño,
se tararea una hamaca de aes el gordito a upa.
Y yo, también cansado me pregunto sin cantar si,
cuando vaya a dormir la infinita, en bostezos
de arrorró mi muerte, de noni arrorró mi sien,
jugaré con la noche del fin como si fuera una más,
si habrá ganado en canto mi pregunta
de regreso, en ese límite.
Alegría rodante en el corsódromo libre.
A envión de susto, corazón en la garganta,
y a ráfagas de riesgo
bicivilizan la energía enana loca,
gurisito devenir que devana suavidad.
Da pasos hace poco el Fausto y va
de punta a punta,
agacha un poco la cabeza, a lo torito,
como buscando aerodinámica de ave,
mientras tienta con su foto
en la tribuna vacía.
Sordo de carteles, ciego de flash el paisaje.
Las bicis y los kartings lo esquivan,
la de patines se abre en V
para que siga en su inercia.
A envión de susto, corazón en la garganta,
y a ráfagas de riesgo
bicivilizan la energía enana loca,
gurisito devenir que devana suavidad.
Da pasos hace poco el Fausto y va
de punta a punta,
agacha un poco la cabeza, a lo torito,
como buscando aerodinámica de ave,
mientras tienta con su foto
en la tribuna vacía.
Sordo de carteles, ciego de flash el paisaje.
Las bicis y los kartings lo esquivan,
la de patines se abre en V
para que siga en su inercia.
Y después se canta solo, del sueño,
se tararea una hamaca de aes el gordito a upa.
Y yo, también cansado me pregunto sin cantar si,
cuando vaya a dormir la infinita, en bostezos
de arrorró mi muerte, de noni arrorró mi sien,
jugaré con la noche del fin como si fuera una más,
si habrá ganado en canto mi pregunta
de regreso, en ese límite.
(de Podría haber sido un haiku)
No hay comentarios:
Publicar un comentario