Todo beso bien puesto aturde
a las jirafas del edén,
todo bien acariciado cachete
asusta a las estrellas
como mosquitos que submarinizan.
Toda la caricia regiamente acariciada,
ni viscosa, ni suelta,
ni mamenga, ni en puntitas,
con talento azul
y con ángel pocolento acariciada
provoca,
si no una maraña celestial
a rastrón de la vida,
un silencio frutal impresionante,
un vacío mujeriego
tal que sube
a la lluvia por las piernas,
y, pobre, desbarranca en horizonte
la medusa del aire.
En fin, si quiero
redondear este cariño,
todo toqueteo de jardín,
todo mimo fantástico y sensual
en tiempo y forma,
con justa proporción de raíz y de vuelo,
con babosa lentitud de caracol calcomanía
y aérea y lírica y tibia
velocidad de nube florada,
no tiene perdón de Dios,
por eso hay que hacerlo.
(en Superjardín, En Danza, 2010 y en nº 4 Plantas, En Danza, 2017)
a las jirafas del edén,
todo bien acariciado cachete
asusta a las estrellas
como mosquitos que submarinizan.
Toda la caricia regiamente acariciada,
ni viscosa, ni suelta,
ni mamenga, ni en puntitas,
con talento azul
y con ángel pocolento acariciada
provoca,
si no una maraña celestial
a rastrón de la vida,
un silencio frutal impresionante,
un vacío mujeriego
tal que sube
a la lluvia por las piernas,
y, pobre, desbarranca en horizonte
la medusa del aire.
En fin, si quiero
redondear este cariño,
todo toqueteo de jardín,
todo mimo fantástico y sensual
en tiempo y forma,
con justa proporción de raíz y de vuelo,
con babosa lentitud de caracol calcomanía
y aérea y lírica y tibia
velocidad de nube florada,
no tiene perdón de Dios,
por eso hay que hacerlo.
(en Superjardín, En Danza, 2010 y en nº 4 Plantas, En Danza, 2017)