La mira dormir.
Matota se acerca y no lo puede creer,
se da vuelta,
se remuerde con la boca y los ojos
y la vuelve a mirar.
¡Y más vale, pavote,
fugit, fugit, tempu, tempu,
la rusa mutabilis, gurí!
Ahora despertala
que se aturda de prepo
metele con embudo de mosquitos
tu amor por la oreja
y se le abran
los ojos para siempre.
Decile que se muere igual que vos,
aunque te mate.
Decile que se arruga el mantel,
aunque te muerda el chingo,
que la luna es un eclipse
que le crece
que le sube por los güesos
y le va menguando el alma
y alma es una luz
y se vuelve agüita.
Sí, gritale,
la luna es un imán
y la hunde
bien hundida
bien pabajo
en la fiesta del gusano,
que se come la carne
con su baba.
Decile que le bailan
las bolitas en la bocha,
los ojos, chiladoras de estrellas.
Decile que más tarde o más acá,
Rusita que bandea y se le va la vaca,
oyiquema y acabado aunque llore y patalee.
Fuerte
que se va a quedar pelada
cuando el árbol la abrace y la escarbe,
cosquillita necrofilia y vegetal,
sauce degenarado.
Fuerte y que se apronte
para usar una peluca de pasto,
pasto seco bien rusito come mai’
y subterráqueo
y subpampita.
Animate, paja seca,
decile fuerte
se va morir se deje
de hacer la linda
que no se sabe nada aún,
se oyen ruidos raros,
manchas de vacío
en el sonido, antojos de silencio
en la piel de melodía,
el tatuaje de una oreja fea
en el camisón del ángel.
Eso, despertala, puto viejo
no te rías,
decile que ahí abajo
no se puede dormir tranquilo
y vas a ver el beso que te da.