Ella vuelve
el viento mágico de flores
con su bici. Si la pienso
sobre rayos
a lo lejos, surge el ángel
de su nombre
que la sigue y si la alcanza
el silencio es el motor
de su cinético equilibrio
de su vibrante velocidad,
o sea: un inmenso
gatito-motor
que ronronea
del grande de una estrella.
2 comentarios:
tanto tiempo, martín! precioso poema...lindo, lindo..que termines el 2010 bien arriba
igualmente, pablo.
gracias por todo, che!
venite para las murgas barriales gualeguaychuenses! llevan en carretilla a abuelas de 90 en camisón, llevan a niños desmayados de sueño en la carroza de los músicos...!
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